lunes, 28 de marzo de 2011

¿Más o menos controles?

La evaluación es, para mí, uno de los temas más complejos del proceso de enseñanza-aprendizaje. Saber evaluar y cuándo ve trae de cabeza. Ojalá los centros educativos pueden cambiar algún día de perspectiva y se suprima o se focalice de otro modo la evaluación.
En todo caso, en el instituto de secundaria en el que estoy, creo que hago menos controles que mis colegas. Por lo que me dicen, ellos suelen hacer cada dos semanas controles de una media hora para ver si los alumnos han aprendido (¿memorizado?) la lección hasta ese momento (conjugación, vocabulario, etc.).
Yo, en cambio, les envío cosas para hacer en casa (que muchos "olvidan" de hacer) y solo suelo hacer dos exámenes por trimestre. Sin embargo, no sé si estoy haciendo lo correcto (¿acaso alguien puede saberlo?).
Me explico: con unos alumnos estamos trabajando la visión que tienen sobre el futuro y hemos trabajado la conjugación del futuro, los marcadores de futuro, las predicciones, los marcadores de hipótesis, el futuro como hipótesis para presente, cuando + presente de subjuntivo (conjugación) ... mucha tela. Y, en vez de hacer controles para ver si han aprendido lo que vamos estudiando, les hago un examen donde todo entra y donde todo lo relaciono. Sin embargo observo que hay alumnos que, por lo visto, ya ni siquiera se acuerdan de lo que hicimos al principio y que solo se pondrán las pilas cuando llegue el momento del exámen.
Así pues me estoy planteando el hecho de ir haciéndoles controles para ver si van siguiendo lo que se ve en clase. De ese modo puede que tanga una visión más general de lo que van aprendiendo, aunque me temo que más que aprendizaje en muchos casos haya un buen trabajo de memoria.

jueves, 24 de marzo de 2011

Las TIC y yo

Llega el buen tiempo, las mañanas en las que, aun levantándote pronto, ves la claridad del día, una luz que te permite dar las primeras clases del día bajo la luz natural y no bajo los fluorescentes; llegan las tardes soleadas, esas que se estiran para ocultar las sombras hasta entrada la noche. Ha llegado la primavera y sí, la sangre de mis estudiantes se altera.
Todos son signos inequívocos de que la recta final del curso escolar está, no ya a la vista, sino al acecho. Y lo que para algunos (o muchos) sea una marca de un reposo cada vez menos lejano, para otros es también el inicio (continuación) de una valoración/mirada crítica de lo hecho y de lo que se puede hacer.
La experiencia nos muestra lo que puede o no funcionar sobre aquello de lo que tenemos experiencia. De lo no hecho, poco podemos deducir si no es el deseo/intención de querer/poder hacerlo. Es una dialéctica interna contínua, un círculo cerrado porque siempre hay nuevos proyectos, nuevas ideas, nuevas experiencias a realizar. Y en ese estado estoy (otra vez), tratando de saber qué hacer con mis alumnos, cómo y qué enseñar: las preguntas eternas.
Sin embargo focalizo esta problemática en el uso de las TIC en mis clases y, sobre todo, con mis alumnos.
Paso horas y horas metido en la web 2.0 (blogs, twitter, herramientas Google, Glogster, Bubbl.us, podcasts, videos, maptalks, Shuttercal...), buscando, recopilando, acumulando, acumulando... una herramienta tras otra. Pero eso ne me hace ser un profesor 2.0 (el tercer grado ni te cuento) si todo me lo guardo para mí, si lo que descubro no lo comparto con mis alumnos.
Puedo alegar puntos a mi defensa (falta de material, sala informática casi inaccesible, alumnos poco motivados ante los intentos llevados a cabo, etc.) pero no me declaran inocente en mi juicio interno. Sin embargo, me encuentro ante una barrera, esa barrera ante la que supongo se encuentran muchos docentes, que no acabo de superar. ¿Cómo utilizar las TIC? ¿Cómo hacer cosas CON los alumnos?
Hasta ahora lo máximo que he conseguido es que hagan presentaciones con Powerpoint, vean vídeos de youtube, escriban durante una semana en un blog de clase (que después ignoraron), graben su presentación utilizando Audacity, creen recetas para luego hacer un libro de recetas de la clase y comer sus preparaciones... Lejos, muy lejos de integrar las TIC a la educación.
Sé que ellas no son un fin en sí mismo pero creo firmemente que pueden ser un factor de motivación muy relevante: unas alas para alzar un vuelo que lleva mucho tiempo siendo raso. Por eso me planteo una vez más esta cuestión y, seguramente, no será la última.