martes, 28 de agosto de 2012

Dudas

Me asaltan las dudas. En tiempo de preparación sobre los contenidos que vamos a trabajar sobre el año siempre se me ocurren ideas, temas, actividades, etc. Pero sobre todo me surgen dudas.
Lo que hice el año anterior puede servirme como referente, tanto en lo positivo (podría ser interesante) como en lo negativo (a los alumnos no les cautivó).
Es evidente que en la programación hay que tener en cuenta las necesidades de los alumnos pero con algunos de mis grupos esa necesidad casi no existe porque se ven obligados a estudiar un idioma además del inglés (que afortunadamente suele ser el español) y la obligación no es buena amiga de la motivación. Una encuesta que se le hizo a algunos de esos grupos reflejaba la escasa importancia que le daban a una tercera lengua en sus estudios de ingeniería. No entendían porqué no se eliminaba esa opción para ampliar el número de horas de inglés.
En los primeros días, cuando hablo con los alumnos sobre lo que les gustaría hacer durante el año, la mayoría me dicen que esperan poder seguir practicando su español de un modo "relajado", es decir, sin complejidad, jugando, sin (o muy pocos) deberes. El español no es más que una maría.
Sin embargo, esa perspectiva no me desanima porque comprendo los argumentos pero sí que hace plantearme ciertas cuestiones como, por ejemplo, los contenidos.
¿De qué les va a servir que les machaque con la diferencia entre Ser/Estar, Indefinido/Imperfecto, Indicativo/Subjuntivo si la inmensa mayoría no va a tener la necesidad de hablar español (o posiblemente poco) en su vida profesional y personal? Hay excepciones, evidentemente, todos no entran en el mismo saco porque algunos pueden decidir hacer sus prácticas en un país hispano (y, como yo lo veo, será allí cuando realmente aprendan porque la situación lo requerirá).
Cada año intento renovarme, pobrar cosas nuevas y para este año escolar que empieza me gsutaría plantear los contenidos "a la carta". Me explico.
Normalmente el profesor presenta un tema en el que se van a trabajar diferentes aspectos y los alumnos, todos, los trabajan tanto si les apasionan como si les aburren a muerte. Y después se evalúan los conocimientos adquiridos. Todos sabemos cómo funciona esto.
Yo, sin embargo, he tratado de pensar en esto y como muchos de vosotros veo más males que bienes. Está claro que la nueva perspectiva está orientada a los alumnos, es decir, que hay que fomentar la autonomía de los estudiantes y hay que hacerles partícipes de su proceso de aprendizaje. Y qué mejor manera para iniciar ese cambio que permitiendo a los alumnos tomar decisiones, que sean ellos los que elijan lo que quieren aprender y cómo van a ser evaluados.
La teoría me parece fantástica pero la práctica la veo mucho más borrosa.
Suponiendo que les dejamos la potestad a los alumnos de decidir lo que les gustaría aprender ¿no se sentirán perplejos y después perdidos? ¿No pensarán que es tarea del profesor preparar un programa? Y en caso de que tomen la decisión ¿no habrá tantos gustos como alumnos? No todos somos iguales, no todos tenemos los mismos intereses. Si lleváramos esto al extremo, podríamos tener una clase de unos 20 alumnos en los que un grupo preparara una exposición sobre un tema que han elegido, otro grupo creara un cuento usando PhotoStory 3, otro trabajara aspectos gramaticales que les interesara, otro que hiciera un debate. Cada alumno haría lo que más le interesara y el profesor iría de un grupo a otro asesorando, ayudando, etc.
¿Es esto posible? ¿Es esto deseable? ¿Es esta una metodología aconsejable?
No tengo las respuestas, solo las incógnitas.
Me asaltan dudas pero ahora al menos son compartidas.