miércoles, 11 de mayo de 2011

¿Cómo me ven mis alumnos?

Ayer fue un día de contrastes.
Durante la mañana, mis estudiantes de ingeniería hicieron el examen final del semestre y después les pedí que rellenaran un cuestionario de satisfacción. Sé que no es el mejor modo, me hubiera gustado hacerlo oralmente, como en el primer cuatrimestre, pero este segundo me ha sido imposible.
Así pues, les pedí que pensaran en lo que habían hecho y que, si lo deseaban, hicieran comentarios, sugerencias, críticas, etc. Y la verdad es que los resultados me han, en cierto modo, sorprendido.
Antes de nada hay que situar el contexto. Son estudiantes de ingeniería (electrónica, mecánica, infiormática) de entre 19 y 22 años a quienes se les "obliga" hacer otro idioma además del inglés, algo que no todos aceptan de buen grado. Así pues, y teniendo en cuenta que el coeficiente para la asignatura español no es muy elevado a diferencia de asignaturas como "Modelización de estrucuturas mecánicas", los alumnos parecen asumir que el español debería ser una "maría" y que vienen a clase en busca de juegos y sin ganas de que el profe les dé deberes para casa.
Este es mi primer año en esta escuela de ingeniería y enseguida comprendí la situación aunque no me resigné a considerar mis clases como un pasatiempos mas admití que el compromiso de mis alumnos con respecto al español iba a ser inferior al de otras asignaturas.
Y para más inri, habría grupos que vendrían los dos semestres a las 8 y otros que vendrían solo ese día para mi clase. Así pues, había que tratar de hacer un programa variado para que no me encontrara solo en clase a mitad del semestre.
Pues bien, durante los semestres a veces encontraba a los alumnos muy estáticos, poco participativos, hablando entre ellos en su lengua materna cuando trabajaban en grupos, etc (otras clases era todo lo contrario). Y esto me llevó a pensar que los alumnos quizá se aburrían, que los temas gramaticales se les hacían eternos, que el español (o el profe) se les atragantaba... Pero cuando he leído los comentarios (que siempre hay que tratarlos por lo que son) han valorado mucho:


  • la dinámica de grupos

  • la preponderancia de la expresión oral (otros en cambio han dicho que se hablaba poco en clase, que no se sentían obligados a hablar)

  • las exposiciones que han hecho

  • los debates sobre la actualidad

  • la disponibilidad y entusiasmo del profesor (un alumno me ha dicho que eran clases informales donde se sentían libres para participar)

  • el ambiente de la clase (esto me ha sorprendido mucho en un grupo en el que no se oía una mosca so yo no hablaba)

Yo me esperaba unos comentarios más inconformistas, lo que demuestra que a veces la percepción que tenemos sobre una clase no siempre es la que tienen ellos. No sé si han acertado en los puntos positivos, pero en todo caso han dado en el clavo con los negativos. La mayor parte de los alumnos han comentado la falta de dos aspectos en los que estoy completamente de acuerdo y sobre los que he de hacer más hincapié:



  • pocas comprensiones orales: les hubiera gustado escuchar a otros nativos.

  • poco vocabulario: uno de mis talones de Aquiles. Están acostumbrados a que se les den listas de vocabulario (que a mí me suelen dar urticaria) pero que para ellos son importantes.

El hecho de que sus "críticas" coinicdan con las mías me hace pensar en que han reflexionado sobre las clases y en que son comentarios con un trasfondo.


Todo esto pasó por la mañana.


Por la tarde llegó uno de esos momentos en los que te planteas si quieres seguir siendo profesor o no. El contexto: el instituto de secundaria donde enseño español. Fue uno de mis peores días como profesor, pues incluso llegué a hacer algo que nunca había hecho y de lo que no estoy orgulloso: debido a la falta de atención, a las continuas risitas, a que no consiguía ni siquiera explicarles algo que consideraban interesante (y a mis repetidas peticiones de silencio) les hice un examen a modo de castigo. Notaba que estaba perdiendo el control de la clase, que, literalmente, pasaban de mí y de que hablaban entre ellos sin preocuparse por mí o por los compañeros que intentaban prestar atención, y puede que al final tomara la decisión más facil. Nio me gustó lo que hice así que trato de imaginar qué podría haber hecho por si, espero que no, me ocurre una segunda vez.


¿Tú qué hubieras hecho?

1 comentario:

  1. Hola Manuel:
    Hace unos días estaba en clase y veía cómo mis alumnos se iban durmiendo poco a poco, hasta tal punto que les preguntaba cosas y no respondían: uno miraba por la ventana, otro estaba estudiando no sé qué etc.
    Llegó un momento en el que perdí los nervios, como tú, pero como soy bastante vehemente y me doy miedo, conté hasta 10, me senté y les dije: "como veo que no os interesa nada de esto, yo me voy. Que paséis un buen finde". Cogí mis cosas y me fui de clase.
    Al día siguiente me pidieron todos perdón, y las cosas mejoraron bastante.
    Son momentos difíciles, lo sé...
    Con razón los profes somos uno de los gremios que más padecemos el síndrome del "quemado", depresiones y demás...¡¡¡pero también tiene cosas estupendas!!! ¿o no? :-)
    Un abrazo
    Paz

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